Texto: Mateo 28:16-20
Tema: La gran comisión de Jesús a los once
I.- INTRODUCCIÓN
El texto que estudiaremos en esta ocasión ha sido
titulado “La Gran Comisión” por los traductores de la Biblia al idioma español.
La palabra comisión es sinónimo de: encargo, mandato,
misión, tarea.
La denominada “Gran Comisión” es realmente la
segunda de tres comisiones que Jesús dio a sus discípulos durante sus
apariciones después de la resurrección. Pero, según Mateo, esta es la
primera aparición a los once. Este episodio constituye la octava de once
apariciones, y tuvo lugar en un monte en Galilea. No se sabe el lugar exacto.
Probablemente era un lugar que antes él había frecuentado con los discípulos.
Al haber terminado la historia
de lo que ha pasado en el programa de Dios para Su pueblo Israel, Mateo explica
como los que han seguido a Jesús entran en el programa divino para la época
presente. Jesús lo explicó antes y ahora les toca introducirse en él. Por eso,
Jesús deja a Sus discípulos con una comisión para su ministerio futuro en este
tiempo.
II.- DESARROLLO
1.- Actitud correcta antes
de la misión: (V. 16,17)
a.- Obediencia.
Hicieron lo que Jesús dijo, lo que mandó. Si deseamos ser útiles para Dios y
ser usados por Él, debemos vivir en obediencia. Hacer lo que Él manda.
b.- Estar en el lugar
correcto, el que Jesús señaló, dispuso, estableció. El lugar debía ser un
monte en Galilea. Galilea era conocida como Galilea de los Gentiles (4:15)
porque servía de hogar para muchos gentiles. Era una región que estaba bajo
sospecha tanto por parte del imperio romano, como por parte de los judíos de
Jerusalén. Galilea era una región multicultural donde se había levantado la
resistencia contra los romanos. Allí Jesús quería comisionarlos, enviarlos a la
misión.
c.- Adorar a Jesús. Postrarse,
humillarse, reverenciar, reconocer quién es Él y quienes los discípulos. Mostrar
fe en Él, no dudar como algunos lo hicieron. De once algunos dudaron, pero de
todos modos Jesús los comisionó, a gente imperfecta que Él perfeccionaría.
2.- La autoridad para la
misión: (V. 18) Jesús tiene toda
autoridad, derecho, capacidad, jurisdicción. Él es Soberano. Dice Calvino: “Es preciso que tenga
dominio supremo y verdaderamente divino, aquel que manda que la vida eterna sea
prometida en su nombre, que todo el mundo sea sometido a su gobierno, y que sea
promulgada una doctrina que ha de sojuzgar toda cosa alta y humillar la raza
humana. Y por cierto, los apóstoles nunca habrían sido persuadidos a intentar
el desempeño de tarea tan ardua, de no haber sabido que estaba sentado en los
cielos su Protector y Vengador a quien había sido dado el dominio supremo”.
Frente
al diablo, los demonios, la carne y el mundo sólo la autoridad y el poder de
Jesús es suficiente. Recordar a los hijos de Esceva que fueron atacados por
demonios (Hechos 19:13-17).
La misión descansa en la autoridad y el poder de Jesús. No
descansa en concilios, asociaciones, pastores, iglesias (la iglesia encamina al
que es llamado), etc.
3.- El mandamiento a la
misión: (V. 19a)
a.- Cristo mandó ir, a
marchar, salir y seguir en ello, no a esperar que fueran a ellos los incrédulos.
b.- Cristo también mandó a hacer
discípulos, a hacer gente docta, entendida. La idea es gente que
aprenda de Cristo, que sea alumna de Cristo y desee llegar a ser como Cristo.
Es más que sólo evangelizar, aunque se inicia predicando el
evangelio (Marcos 16:15), pero no quedándose allí (2 Timoteo 2:2).
4.- El alcance de la
misión: (V. 19b) El alcance es a (de)
todas las naciones. No es a discipular naciones, es ir a todo el mundo para que
haya discípulos de toda raza, lengua y nación (Hechos 1:8; Apocalipsis 5:9).
5.- El contenido de la
misión:
a.- Hay que bautizar a los
discípulos. (V. 19c) El bautismo testifica la obra que ya Cristo hizo en el
corazón, es demostración de que aspiramos a una vida mejor al morir y resucitar
con Cristo.
b.- Hay que enseñar la
obediencia total a Cristo. (V. 20) Hay que adoctrinar a los
discípulos en la obediencia. Hay que dar instrucción, pero no es sólo impartir
el conocimiento de las Escrituras, sino también mostrar al discípulo cómo
obedecer los mandatos del Señor (LBLA).
Es
obediencia a las palabras de Cristo. No a imaginaciones, inventos,
suposiciones, palabras direccionadas y cualquier tradición humana, aunque suene
bonita.
Lo que Cristo habla es para ser obedecido, por eso lo manda.
Es obedecer todo, no sólo lo que nos gusta, lo que nos llama la atención o nos
emociona.
El
que no enseña el consejo de Dios está sucio de la sangre de otros (Hechos
20:26,27). Muchos creen que hay que mantener a los cristianos haciendo círculos
en temas sencillos porque no entenderán más de ahí, pero los cristianos no son
estúpidos (Juan 14:15,16).
6.- La confianza durante la
misión: (V. 20) Descansamos en la
promesa de la compañía de Cristo con nosotros todos los días, todo el tiempo,
por todas las edades, aunque haya momentos de soledad en la misión, en el
servicio. Algunos se irán de nuestro lado como sucedió cuando apresaron a
Cristo, como sucedió con Pablo (2 Timoteo 4:10). Siempre seremos acompañados
por Cristo en la misión, aunque nos envíen a una isla llena de piedras, como a Juan
que fue enviado a Patmos (Apocalipsis 1:9).
Como Jesús se levantó de entre los muertos y es omnipresente como
Dios, esta promesa es literalmente verdadera. La constante presencia de Cristo le
fortalecerá y estimulará en sus esfuerzos misioneros y de discipulado. (LBLA).
III.- CONCLUSIÓN
Las
iglesias que no toman la Gran Comisión en serio se desvanecen y mueren.
Discípulos que tampoco la toman en serio no producen hijos espirituales. ¿Cómo
podemos convencerles a nuestros hijos que paguen el precio de ser discípulos si
no le ponemos ninguna urgencia?
La
comisión que el Señor le entregó a Sus discípulos fue para todas las
generaciones. Cada seguidor de Jesús tiene la obligación de hacer otros
discípulos más. Se debe observar que la comisión no dice: “Hacer convertidos”.
La obra no estará completa hasta que el discípulo también llegue a hacer otros
discípulos.
¿A
cuántas personas conoce que podrían decir que han llegado al nivel espiritual
donde se encuentran porque usted les hizo discípulos y se responsabilizó por
ellos? ¿Están estas personas haciendo otros discípulos?
Cada
cristiano, no importa cuánto tiempo o experiencia tenga en la vida cristiana,
tiene algo que compartir con otros. Le puede decir lo que Dios ha hecho en su
vida y le puede enseñar las verdades de la Palabra de Dios que ha experimentado,
por sencillas que sean.
Haga una
lista de las personas que usted podría ayudar a crecer espiritualmente. Tal vez
su tarea será presentarles el evangelio. Tal vez ya conocen a Cristo, pero
necesitan ayuda para crecer. ¿A quién podría ayudar espiritualmente? Si se
siente incapaz, pídale a algún cristiano que usted respete, que le ayude.
A base de
la lista de candidatos potenciales, pídale a Dios que le indique uno que pueda
empezar a enseñar. Acérquese a esa persona esta semana, o lo más pronto posible,
para ofrecer estudiar la Biblia y orar juntos. Los dos crecerán por causa de la
comunión espiritual y empezarán a ayudarse mutuamente. (Tomado
de: Porter, Rafael: Estudios Bíblicos ELA: ¿Listos Para El Rey?)
Predicador: José Amado Silvestre Marte
Lugar: Templo central, Hato Mayor del Rey, R.D.
Fecha: 02 de febrero de 2020. (Confraternidad de Iglesias
Bautistas de las provincias El Seibo y Hato Mayor).