Texto: Hechos 2:42
Tema: El culto y los ofertantes que bíblicamente
agradan a Dios
I.- INTRODUCCIÓN
En el
primer estudio vimos que el culto puede entenderse fundamentalmente como un acto
comunitario de servicio y ofrenda a Dios en acción voluntaria, en respuesta
agradecida a lo que Él ya hizo por nosotros. También hemos visto que la palabra
adoración se define como un servicio a Dios, y nunca el
servicio de una persona a otra persona. Además, adoración quiere decir
inclinarse, rendir homenaje, honrar el valor de otro; en la adoración honramos
a uno superior a nosotros mismos y no a un igual o a un inferior. A Dios le
debemos un honor único, no compartido, exclusivo. En el centro de toda
adoración está Dios mismo.
Por otro
lado, vimos dos verdades en cuanto al culto y la adoración: que debemos estar
seguros de que lo principal para Dios no es el lugar de culto y adoración y que
la adoración puede ser producto de la ignorancia, sin conocer a quién adoramos
y cómo le agrada que se le adore y rinda culto.
En el
segundo mensaje estudiamos que
existen los falsos adoradores, son simple apariencia y boca, pero que también
existen los verdaderos adoradores que lo hacen en espíritu y en verdad, con
corazones sinceros.
También vimos que Dios es espíritu y
debemos adorarle con esa conciencia y no buscar maneras de representarlo o de
usar formas carnales para rendirle culto y adoración.
Además, hemos visto en ese mensaje
que el culto que agrada a Dios debe ser hecho en el nombre y la autoridad de
Jesús, allí Cristo promete la bendición de su presencia. El culto debe ser el
producto de una vida sacrificada y entregada a Dios en la vida diaria y no sólo
en el templo o lugar de adoración. El culto debe rendirse de manera sabia, con
el entendimiento dirigido por el Espíritu Santo, pero no controlado por el
sentimentalismo y el emocionalismo. Por último, vimos hoy que el culto debe ser
gozoso pero reverente, nunca vulgar, si no con decencia y orden.
En la
predicación de hoy, con la dirección del Espíritu Santo, veremos los
componentes del culto que agrada a Dios, cuáles cosas deben ser parte de ese
culto, qué debemos hacer en un culto dedicado a Dios. Veremos esos componentes
a la luz de la Biblia y que practicaban los primeros cristianos o iglesia
primitiva.
II.- DESARROLLO
El culto en la iglesia primitiva: (Hechos 2:42)
Es bueno
notar que el versículo inicia diciendo que perseveraban en hacer estas
cosas. No era algo ocasional. La palabra que se tradujo perseveraban es proskarteréo que significa anhelar una cosa, constantemente diligente, asistir
asiduamente a todos los ejercicios, o adherirse estrechamente a,
persistir, listo, atender, constante. “Perseverar”
significa afirmarse fuertemente para no resbalar o persistir en aferrarse a
algo por su valor o importancia. No era que los primeros cristianos
realizaban un culto cuando terminaban sus compromisos sociales o les quedaba
algún tiempo, el contenido del culto era algo constante y que hacían de manera
voluntaria e intencional.
a.- Enseñanza apostólica: (didaque) instrucción. La frase “y continuamente se dedicaban a la
enseñanza de los apóstoles” apunta al fervor y dedicación de estos primeros
convertidos al cristianismo. Con toda decisión y firmeza buscaron a los
apóstoles para que les instruyeran en el evangelio de Cristo, porque Jesús
había ordenado a su grupo de seguidores a ser maestros de estos aprendices (Mt.
28:20).
Alguien dijo que una iglesia es lo que su púlpito es. La
instrucción de la Palabra de Dios es primordial en una iglesia, ella es la base
de toda práctica y creencia. Las convicciones bíblicas guiarán la visión y la
misión de una iglesia; pero primero influirá en las vidas y convicciones de los
individuos. Por medio de ella conocemos a Dios y su voluntad general y
particular. Una iglesia sin una sana instrucción y enseñanza bíblica va a la
deriva. Pero note que no era la doctrina de cualquiera, era gente con autoridad
delegada directamente por Cristo, eran apóstoles de verdad. La Palabra de Dios
tiene poder limpiador en la Iglesia (Efesios 5:26).
b.- Compañerismo o comunión: (koinonia) participación, o interacción, contribución. Denota: (a) la parte que uno tiene en cualquier
cosa, participación, un compañerismo reconocido y gozado; así, se usa de las
experiencias e intereses comunes de los cristianos. (b) la comunión manifestada en los hechos, los efectos
prácticos de la comunión con Dios, producidos por el Espíritu Santo en las
vidas de los creyentes como resultado de la fe. comunión, describe el entusiasmo que los creyentes
demostraron en una adoración unida, en las comidas, y en el compartir de sus
bienes materiales (Hechos 2:44). Los cristianos demostraron en forma visible su
unidad en Jesucristo, en los servicios de adoración, donde se llamaban unos a
otros hermanos y hermanas.
La comunión en el culto no es algo pasivo, es
participativa y colaborativa, cada uno contribuye al hacer su parte en el
culto. No es una mera costumbre, es un encuentro de colaboración para darle
gloria a Dios y adorarle.
c.- Partir el pan, Santa Cena: Significa una hogaza o torta pequeña, compuesta
de harina y agua, cocida, de forma oblonga (más largo que ancho) o redonda, y
de un grosor como del pulgar. Estas tortas no se cortaban, sino que se partían
y se consagraban al Señor cada día de reposo, recibiendo el nombre de pan (u
hogazas) de la presentación: «pan de la proposición». el partimiento del pan llegó a ser el nombre de esta institución (Hechos
20:7; 1Corintios 10:16; 1 Corintios 11:20-26).
Algunas
iglesias efectúan la Santa Cena cada semana, otras quincenal y algunos mensual.
Pero debe hacerse siempre para anunciar la muerte del Señor Jesús y recordar el
sacrificio que hizo por nosotros al dar su vida como pago por nuestro rescate y
reconciliarnos con Dios.
d.- Oraciones: (proseujé)
Oración a Dios como acto de adoración. Da la idea de orar fervientemente
(entusiasmo, ardor). No eran oraciones por repetir palabras, por costumbre, sin
vida. El culto de oración debe ser una oportunidad para de manera conjunta
demostrar nuestra adoración a Dios y nuestra dependencia de Él. Deben ser con
fervor, entusiastas, con ardor y no venir al culto de oración como si nos
estuvieran obligando o no quedara otro remedio. Debemos dar gracias que podemos
juntos orar al Señor, es un privilegio conversar con el Rey de reyes y Señor de
señores. No debería ser el culto con menos personas asistiendo. Pero debemos
entender que la oración no es para manipular a Dios, si no para comunicación
con Dios y que Él es quien controla todo.
e.- Bautismo: (baptízo)
Mateo 28:19. Dejar completamente mojado. La idea es siempre entrar algo
en un líquido. La palabra no habla de rociar. Esta palabra se usaba cuando se
teñía una tela o se entraba un vaso en vino para sacar de él.
El bautismo ordenado por Cristo
debía ser asumido por
creyentes, dando así testimonio de su identificación con él en muerte,
sepultura y resurrección (Colosenses 2:12). El bautizar no se hace en cada
culto, pero sí debe hacerse como parte de un culto cada vez que se lleve a
cabo, como parte de una actividad en comunidad.
f.- Predicación del evangelio: (euangelízo) (Hechos 5:42) anunciar
buenas nuevas, dar noticias. Es bueno notar que esto se hacía a diario, no
era algo de vez en cuando o sólo el domingo. Este era un esfuerzo consciente
(Romanos 15:20). En un culto no sólo debe haber instrucción, debe haber
predicación del evangelio, todo está dentro del evangelio, pero no todo es
evangelizar. En la enseñanza debe haber evangelización, pero enseñar no
necesariamente evangeliza. Hoy muchos quieren sacar el evangelio de los cultos
porque incomoda a muchos, pero esa es la palabra que necesitan, aunque pueda
ser dolorosa para muchos.
III.- CONCLUSIÓN
En el primer estudio vimos que el culto puede
entenderse fundamentalmente como un acto comunitario de servicio y ofrenda a
Dios en acción voluntaria, en respuesta agradecida a lo que Él ya hizo por
nosotros. También hemos visto que la palabra adoración se define
como un servicio a Dios, y nunca el servicio de una persona a otra
persona. Además, adoración quiere decir inclinarse, rendir homenaje, honrar el
valor de otro; en la adoración honramos a uno superior a nosotros mismos y no a
un igual o a un inferior. A Dios le debemos un honor único, no compartido,
exclusivo. En el centro de toda adoración está Dios mismo.
Por otro
lado, vimos dos verdades en cuanto al culto y la adoración: que debemos estar
seguros de que lo principal para Dios no es el lugar de culto y adoración y que
la adoración puede ser producto de la ignorancia, sin conocer a quién adoramos
y cómo le agrada que se le adore y rinda culto.
En el
segundo mensaje estudiamos que
existen los falsos adoradores, son simple apariencia y boca, pero que también
existen los verdaderos adoradores que lo hacen en espíritu y en verdad, con
corazones sinceros.
También vimos que Dios es espíritu y
debemos adorarle con esa conciencia y no buscar maneras de representarlo o de
usar formas carnales para rendirle culto y adoración.
Además, hemos visto en ese mensaje
que el culto que agrada a Dios debe ser hecho en el nombre y la autoridad de Jesús,
allí Cristo promete la bendición de su presencia. El culto debe ser el producto
de una vida sacrificada y entregada a Dios en la vida diaria y no sólo en el
templo o lugar de adoración. El culto debe rendirse de manera sabia, con el
entendimiento dirigido por el Espíritu Santo, pero no controlado por el
sentimentalismo y el emocionalismo. Por último, vimos hoy que el culto debe ser
gozoso pero reverente, nunca vulgar, si no con decencia y orden.
En la
predicación de hoy, con la dirección del Espíritu Santo, vimos los componentes
del culto que agrada a Dios, los cuales son: a.- Perseverar en la enseñanza de
los apóstoles escrita en la Palabra de Dios; b.- Compañerismo o comunión con y
entre los hermanos como familia; c.- Celebrar la Santa Cena como recordatorio
de la muerte del Señor y lo que Él hizo por nosotros; d.- Oraciones fervientes
y ardorosas; e.- Bautismo por inmersión bajo agua entendiendo todo el
simbolismo visual que contiene y f.- Predicación específica del evangelio para
diferenciarlo de la predicación doctrinal o de enseñanza general de la Palabra
de Dios.
Es mi deseo
que Dios use estas predicaciones para despertar tu interés por aprender qué es
el culto cristiano que agrada a Dios. Debemos celebrar un culto conforme al
corazón de Dios y para Dios con las bendiciones espirituales que de tal culto
se derivan. Necesitamos un despertar y un avivamiento en tal sentido para
volver a la forma bíblica cuando nos reunimos como iglesia en adoración y
homenaje a Dios.
Predicador: José Amado Silvestre Marte