14 enero 2020

El testimonio de un simple hombre de Jerusalén


Texto: Lucas 2:25-35
Tema: El testimonio de un hombre piadoso


I.- INTRODUCCIÓN
Entre todo el cuadro del nacimiento de Jesús: el pesebre, los pastores, los sabios del oriente, Herodes, etc. muchas enseñanzas tienden a perderse, la atención se dirige a cosas llamativas y emotivas. El texto de hoy es uno de esos que se trata de manera superficial y no se le extrae la enseñanza que realmente tiene, enseñanza que puede sernos de bendición y crecimiento espiritual.
En esta porción encontramos a Simeón, un hombre que quizás no motivara la atención de muchos en Jerusalén, pero que Dios quiso que quedara registrado en su Santa Palabra.
Para iniciar hay que decir que el nombre Simeón es la variante griega del nombre hebreo Simón. Simeón significa Dios oye. En la Biblia sólo 5 hombres tuvieron este nombre, siendo el primero de ellos el segundo hijo de Jacob por Lea. El heb.  šim˓ôn deriva de šāma˓ (‘oír’), y la razón del nombre se explica en Génesis 29:33.
El Simeón de Lucas 2:25-35 quizás no era un hombre sobresaliente en Israel, una autoridad, un intelectual, pero reunía las cualidades que Dios busca y le agradan en un ser humano, la Biblia sólo dice que “había en Jerusalén un hombre llamado Simeón”. Muchos creen que las virtudes espirituales son sólo para un individuo o un grupo super espiritual y selecto dentro del pueblo de Dios. Antes eran los fariseos, saduceos, sacerdotes y escribas, hoy son los pastores, evangelistas, escritores y conferencistas los que forman esos círculos super especiales que se considera que son los únicos que pueden escalar las grandes alturas de la espiritualidad.
De hecho, quizás Simeón, como muchos cristianos hoy, pudo ser rechazado por no ser de esos círculos especiales dentro de la nación de Israel. Pero Dios sí tomó en cuenta a Simeón y le hizo, por su gracia, una promesa que muchos líderes religiosos y respetados hubieran querido recibir y no recibieron.
Hoy veremos dos aspectos de Simeón: su vida y su oración. Ambas cosas pueden ser de muy buen testimonio para nosotros como pueblo de Dios, como sus hijos.


II.- DESARROLLO
1.- Simeón (Dios oye): su vida
25- Justo: En el NT, denota rectitud, un estado de ser recto, de conducta recta, sea que se juzgue en base de normas divinas, o humanas, de lo que es recto. Que se apega a las normas y reglas.
-Piadoso: El término está relacionado con la piedad, que es la doctrina religiosa puesta en acción, vivida y practicada. Piadoso es alguien que pone en acción lo que se le enseña, lo que aprende.

-Esperaba la consolación de Israel: es equivalente a esperar la venida del Mesías, al Confortador de Israel, una esperanza que se asemeja con la esperanza de liberación nacional. Esta liberación implicaría la obra del Mesías.
-El Espíritu Santo sobre él: No estaba en Simeón, si no por encima de él. Lucas destaca la presencia del Espíritu en los comienzos de la obra de Dios en Jesús.

26- El Espíritu Santo le había revelado que no moriría antes de ver a Cristo. Esta promesa sugiere que Simeón era de edad avanzada, aunque nunca se revela su edad.

27- Simeón acudió al templo movido por el Espíritu Santo: (El Espíritu Santo lo indujo, lo motivó). Simeón era sensible a la dirección del Espíritu Santo, al obrar del Espíritu Santo. Si se hubiera rebelado contra la indicación del Espíritu Santo, se hubiera perdido la bendición de ver cara a cara al salvador del mundo.

Aplicación: Simeón no tenía el Espíritu Santo viviendo en él, pero era un hombre justo, piadoso, esperaba la llegada de Cristo y era sensible a la dirección del Espíritu Santo.
         Esto tiene una gran enseñanza para nosotros los cristianos ya que somos habitación y templo del Espíritu Santo. No podemos ser menos que Simeón, se espera que seamos más justos porque hemos sido justificados por Dios, debemos ser más piadosos porque se nos llama a ejercitarnos para la piedad, debemos estar esperando la venida del Señor y junto con el Espíritu Santo decirle “Sí, ven Señor Jesús” y debemos ser sensibles a la voz y dirección del Espíritu Santo porque se nos llama a ser llenos de Él y guiados por Él.

Aquí hay una transición porque en los versículos 27b-28 vemos a José y a María que llevan a Jesús al templo para cumplir la Ley.

2.- Simeón: su oración
28up- Simón bendice a Dios: Alabar, celebrar con alabanzas; aquello que se dirige a Dios, reconociendo su bondad, con deseo de darle gloria a él.

29ª- Reconoce que Dios lo dejará partir en paz en cumplimiento de su Palabra. (Libertar completamente, soltar, dejar morir). Simeón, un ejemplo de fe, puede descansar ya que sabe que se cumplirá el plan de Dios, aun cuando él no verá, durante su vida, el fruto completo de la obra de Dios. Aceptaba su muerte con complacencia, Dios tenía la decisión total.

30- Tenía certeza de la salvación de Dios porque había llegado el Salvador. El que trae salvación, portador de salvación y se usa con el propósito de describir la gracia de Dios. Simeón identificó la salvación de Dios en la persona de Jesús. Que Jesús viniera significaba la llegada de la salvación de Dios. Entendía que fuera de Cristo no hay salvación ni quien salve, es exclusiva de Él esa función.

31- Simeón sabía que la salvación no era algo para tener en oculto, se daría a conocer a todas las naciones, a los confines de la tierra. La palabra preparado habla sobre el diseño de Dios y el cumplimiento de un plan.

32- a.- La salvación traería luz espiritual a los gentiles, revelaría algo que no sabían. Esta es la primera afirmación explícita en Lucas que incluye tanto a los judíos como a los gentiles. Se representa la salvación como una luz (1.79). Será una revelación a los gentiles porque podrán participar en la bendición de Dios con una plenitud que no se había revelado antes en el AT (Efesios 3.1-7).
b.- La salvación devolvería la gloria a Israel. Jesús es la gloria de Israel porque, mediante Él, la nación verá el cumplimiento de las promesas de Dios.

33- José y María se maravillan de lo que dice Simeón.

34- Simeón profetiza a María que Jesús sería:
a.- para caída (estrellamiento, ruina) de algunos: se refiere a que no todos creerían en él. Es más, aquellos de quienes se esperaría una fe genuina y sin ambages, no creerían (fariseos, sacerdotes, miembros del Sanedrín, entre otros). Esta es la primera señal que no todo en la vida de Jesús sería un lecho de rosas. Se enfatiza el plan en la frase éste está puesto.
b.- levantarse (su fortaleza y firmeza un medio de su salvación y vida espiritual) de otros. Esto es, aquellos que no obstante su condición de marginalidad, serían los que irían delante al reino de los cielos, por haber creído en Jesús.
c.-que sería motivo de contradicción (disputar, rehusar, hablar contra, negar, oponer, rebatir). El hecho real es que Jesús fue rechazado, de la manera más miserable, por su propio pueblo. Él era la señal que esperaron toda la vida, pero cuando vino, lo desconocieron (Juan 1:11)
d.- para de esa manera conocer lo que hay en el corazón de muchos. Porque finalmente por medio de él Dios realizaría el juicio, que es la manifestación de las verdades ocultas. Ante Jesús, todas las personas tendrán que hacer una elección determinante: aceptarlo o rechazarlo como Señor y Salvador, con las serias consecuencias eternas de por medio. No se puede conocer a Jesús como Salvador solamente, él es ante todo Señor, vino para ser Señor (Filipenses 2:11), y para ser reconocido y aceptado como tal.

35-Simeón también profetiza que una espada de dolor traspasaría el alma de María. La espada se refiere a la trágica muerte de Jesús. Probablemente María no logró captar toda la dimensión de las palabras de Simeón, pero seguramente las entendió después de la resurrección de Jesús. La vida de Jesús estaba destinada a ser demasiado corta, como para disfrutar y asegurar mucho más el sentido de familia.




III.- CONCLUSIÓN
         Al igual que hizo Simeón, nuestra oración debe ser con el fin de bendecir el nombre de Dios, alabarlo por quien Él es y por su obra. Nosotros también debemos entender que nuestra vida está en las manos de Dios y que puede reclamarla cuando Él así lo desee. Debemos tener la certeza de que la salvación sólo se encuentra en Cristo el salvador, Él es la salvación de su pueblo, de los que creen.
         Los hijos de Dios también tenemos el deber de comprender que la salvación no es algo para tener en oculto, hemos sido llamados a anunciarlo a las naciones. Debemos estar convencidos al igual que Simeón que el único que puede dar luz a las naciones es Cristo, sin Él hay oscuridad y que la gloria de la iglesia es Cristo, la persona de Cristo y no los programas, edificios, personalidades, instituciones paralelas a la Iglesia, etc.
         Muchas cosas más podríamos ver en la vida y en la oración que hizo Simeón, pero para una sola predicación sería demasiado material y al final se perdería la enseñanza. Pero lo visto hoy debe ayudarnos y motivarnos a seguir aprendiendo de tal manera que el próximo año nuestra vida esté más cerca del ideal que Dios quiere para cada uno de nosotros.



Predicador: José Amado Silvestre Marte

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