Texto: Lucas 2:25-35
Tema: El testimonio de un hombre piadoso
I.- INTRODUCCIÓN
Entre
todo el cuadro del nacimiento de Jesús: el pesebre, los pastores, los sabios
del oriente, Herodes, etc. muchas enseñanzas tienden a perderse, la atención se
dirige a cosas llamativas y emotivas. El texto de hoy es uno de esos que se
trata de manera superficial y no se le extrae la enseñanza que realmente tiene,
enseñanza que puede sernos de bendición y crecimiento espiritual.
En
esta porción encontramos a Simeón, un hombre que quizás no motivara la atención
de muchos en Jerusalén, pero que Dios quiso que quedara registrado en su Santa
Palabra.
Para
iniciar hay que decir que el nombre Simeón es la variante griega del nombre
hebreo Simón. Simeón significa Dios oye. En la Biblia sólo 5 hombres tuvieron
este nombre, siendo el primero de ellos el segundo hijo de Jacob por Lea. El heb. šim˓ôn deriva de
šāma˓ (‘oír’), y la razón del
nombre se explica en Génesis 29:33.
El
Simeón de Lucas 2:25-35 quizás no era un hombre sobresaliente en Israel, una
autoridad, un intelectual, pero reunía las cualidades que Dios busca y le
agradan en un ser humano, la Biblia sólo dice que “había en Jerusalén un hombre
llamado Simeón”. Muchos creen que las virtudes espirituales son sólo para un
individuo o un grupo super espiritual y selecto dentro del pueblo de Dios.
Antes eran los fariseos, saduceos, sacerdotes y escribas, hoy son los pastores,
evangelistas, escritores y conferencistas los que forman esos círculos super
especiales que se considera que son los únicos que pueden escalar las grandes
alturas de la espiritualidad.
De
hecho, quizás Simeón, como muchos cristianos hoy, pudo ser rechazado por no ser
de esos círculos especiales dentro de la nación de Israel. Pero Dios sí tomó en
cuenta a Simeón y le hizo, por su gracia, una promesa que muchos líderes
religiosos y respetados hubieran querido recibir y no recibieron.
Hoy
veremos dos aspectos de Simeón: su vida y su oración. Ambas cosas pueden ser de
muy buen testimonio para nosotros como pueblo de Dios, como sus hijos.
II.- DESARROLLO
1.- Simeón (Dios oye): su
vida
25- Justo: En el NT, denota rectitud, un
estado de ser recto, de conducta recta, sea que se juzgue en base de normas
divinas, o humanas, de lo que es recto. Que se apega a las normas y reglas.
-Piadoso: El término está relacionado con la piedad, que es la doctrina religiosa
puesta en acción, vivida y practicada. Piadoso es alguien que pone en acción lo
que se le enseña, lo que aprende.
-Esperaba la consolación
de Israel: es equivalente a esperar la venida del Mesías,
al Confortador de Israel, una esperanza que se asemeja con la esperanza de
liberación nacional. Esta liberación implicaría la obra del Mesías.
-El Espíritu Santo sobre
él: No estaba en Simeón, si no por
encima de él. Lucas destaca la presencia del Espíritu en los comienzos de la
obra de Dios en Jesús.
26- El Espíritu Santo le
había revelado que no moriría antes de ver a Cristo. Esta promesa sugiere que
Simeón era de edad avanzada, aunque nunca se revela su edad.
27- Simeón acudió al templo movido
por el Espíritu Santo: (El Espíritu Santo lo indujo, lo motivó). Simeón era
sensible a la dirección del Espíritu Santo, al obrar del Espíritu Santo. Si se
hubiera rebelado contra la indicación del Espíritu Santo, se hubiera perdido la
bendición de ver cara a cara al salvador del mundo.
Aplicación: Simeón no tenía el Espíritu Santo viviendo en él,
pero era un hombre justo, piadoso, esperaba la llegada de Cristo y era sensible
a la dirección del Espíritu Santo.
Esto tiene una gran enseñanza para nosotros los cristianos
ya que somos habitación y templo del Espíritu Santo. No podemos ser menos que
Simeón, se espera que seamos más justos porque hemos sido justificados por
Dios, debemos ser más piadosos porque se nos llama a ejercitarnos para la
piedad, debemos estar esperando la venida del Señor y junto con el Espíritu
Santo decirle “Sí, ven Señor Jesús” y debemos ser sensibles a la voz y
dirección del Espíritu Santo porque se nos llama a ser llenos de Él y guiados
por Él.
Aquí
hay una transición porque en los versículos 27b-28 vemos a José y a María que llevan
a Jesús al templo para cumplir la Ley.
2.- Simeón: su oración
28up- Simón bendice a
Dios: Alabar, celebrar con alabanzas; aquello que se dirige a Dios,
reconociendo su bondad, con deseo de darle gloria a él.
29ª- Reconoce que Dios lo
dejará partir en paz en cumplimiento de su Palabra. (Libertar completamente,
soltar, dejar morir). Simeón, un ejemplo de fe, puede descansar ya que sabe que
se cumplirá el plan de Dios, aun cuando él no verá, durante su vida, el fruto
completo de la obra de Dios. Aceptaba su muerte con complacencia, Dios tenía la
decisión total.
30- Tenía certeza de la
salvación de Dios porque había llegado el Salvador. El que trae salvación, portador
de salvación y se usa con el propósito de describir la gracia de Dios. Simeón identificó la salvación de Dios en la persona
de Jesús. Que Jesús viniera significaba la llegada de la salvación de Dios.
Entendía que fuera de Cristo no hay salvación ni quien salve, es exclusiva de
Él esa función.
31- Simeón sabía que la
salvación no era algo para tener en oculto, se daría a conocer a todas las
naciones, a los confines de la tierra. La palabra preparado habla sobre
el diseño de Dios y el cumplimiento de un plan.
32- a.- La salvación
traería luz espiritual a los gentiles, revelaría algo que no sabían. Esta
es la primera afirmación explícita en Lucas que incluye tanto a los judíos como
a los gentiles. Se representa la salvación como una luz (1.79). Será una
revelación a los gentiles porque podrán participar en la bendición de Dios con
una plenitud que no se había revelado antes en el AT (Efesios 3.1-7).
b.- La salvación
devolvería la gloria a Israel. Jesús es la gloria de Israel porque,
mediante Él, la nación verá el cumplimiento de las promesas de Dios.
33- José y María se
maravillan de lo que dice Simeón.
34- Simeón profetiza a María
que Jesús sería:
a.- para caída (estrellamiento, ruina) de algunos: se refiere a que no todos
creerían en él. Es más, aquellos de quienes se esperaría una fe genuina y sin
ambages, no creerían (fariseos, sacerdotes, miembros del Sanedrín, entre otros).
Esta es la primera señal que no todo en la vida de Jesús sería un lecho de
rosas. Se enfatiza el plan en la frase éste está puesto.
b.- levantarse (su fortaleza y firmeza un medio de su salvación y vida
espiritual) de otros. Esto es, aquellos que no
obstante su condición de marginalidad, serían los que irían delante al reino de
los cielos, por haber creído en Jesús.
c.-que sería motivo de
contradicción (disputar, rehusar,
hablar contra, negar, oponer, rebatir). El hecho real es que Jesús fue rechazado, de la
manera más miserable, por su propio pueblo. Él era la señal que esperaron toda
la vida, pero cuando vino, lo desconocieron (Juan 1:11)
d.- para de esa manera
conocer lo que hay en el corazón de muchos. Porque
finalmente por medio de él Dios realizaría el juicio, que es la manifestación
de las verdades ocultas. Ante Jesús, todas las personas tendrán que hacer una
elección determinante: aceptarlo o rechazarlo como Señor y Salvador, con las
serias consecuencias eternas de por medio. No se puede conocer a Jesús como
Salvador solamente, él es ante todo Señor, vino para ser Señor (Filipenses
2:11), y para ser reconocido y aceptado como tal.
35-Simeón también profetiza
que una espada de dolor traspasaría el alma de María. La espada se refiere a la trágica muerte
de Jesús. Probablemente María no logró captar toda la dimensión de las palabras
de Simeón, pero seguramente las entendió después de la resurrección de Jesús.
La vida de Jesús estaba destinada a ser demasiado corta, como para disfrutar y
asegurar mucho más el sentido de familia.
III.-
CONCLUSIÓN
Al igual que hizo Simeón, nuestra
oración debe ser con el fin de bendecir el nombre de Dios, alabarlo por quien
Él es y por su obra. Nosotros también debemos entender que nuestra vida está en
las manos de Dios y que puede reclamarla cuando Él así lo desee. Debemos tener
la certeza de que la salvación sólo se encuentra en Cristo el salvador, Él es
la salvación de su pueblo, de los que creen.
Los hijos de Dios también tenemos el
deber de comprender que la salvación no es algo para tener en oculto, hemos
sido llamados a anunciarlo a las naciones. Debemos estar convencidos al igual
que Simeón que el único que puede dar luz a las naciones es Cristo, sin Él hay
oscuridad y que la gloria de la iglesia es Cristo, la persona de Cristo y no
los programas, edificios, personalidades, instituciones paralelas a la Iglesia,
etc.
Muchas cosas más podríamos ver en la
vida y en la oración que hizo Simeón, pero para una sola predicación sería
demasiado material y al final se perdería la enseñanza. Pero lo visto hoy debe
ayudarnos y motivarnos a seguir aprendiendo de tal manera que el próximo año
nuestra vida esté más cerca del ideal que Dios quiere para cada uno de
nosotros.
Predicador: José Amado Silvestre Marte