17 agosto 2016

INTEGRIDAD, ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN

INTRODUCCIÓN

Dios en este capítulo está hablando de Israel y de Judá (Is. 5:7a). Dios los compara con una viña, con árboles de los cuales esperaba fruto bueno, comestible y dieron uvas silvestres (Is. 5:1-4).

Cuando nuestro Padre celestial habla de de uvas buenas y de uvas silvestres está hablando en lenguaje figurado, está refiriéndose a lo espiritual (Is. 5:7b) Las uvas silvestres despiden un olor fétido y por eso se usa como sinónimo de repugnante.

Vileza habla de matanza, masacre y clamor expresa grito desgarrador. Cuando Dios espera que su pueblo haga lo justo, lo correcto, lo que está de acuerdo con su palabra y el derecho, lo que encuentra es muerte y gritos debido a la anarquía, la codicia y la disipación.

Dios declara que va a destruir la viña y sus árboles, ni aun lluvia habrá sobre ella. (Is. 5:5,6)

DESARROLLO

De los versos 8 en adelante Dios comienza una serie de ayes sobre su pueblo. Un ¡ay! no es más que un Suspiro, quejido. Expresa toda clase de emociones, como sorpresa, aflicción o dolor. || Denota pena, temor, conmiseración o amenaza.

Específicamente y, para los fines de este mensaje, me interesan los versos 18 hasta 25, para ver algunas cosas que sucedían en la nación de Israel y que hoy también abundan, aún en medio de la Iglesia.

1.- Maldad y desafío contra Dios: (vs.18, 19)

Atraen el pecado hacia sí como quien lo hala con una cuerda. Terminan trayéndolo con una más gruesa, como las de halar carretas.

Pero además de ello, desafían a Dios burlándose de sus advertencias de juicio. Decían: Que venga, vamos a ver si es verdad que se cumplirá lo prometido por Dios, su Palabra.

¿Qué vemos hoy? Lo mismo, no sólo en el mundo, también en la iglesia. Hoy hay gente que desafía a Dios.

El incrédulo quiere ver si es verdad que Cristo viene, si es verdad que Dios va a castigar a la humanidad.

Muchos cristianos también están desafiantes contra Dios como si Él no hubiera de castigar su pecado, no creen realmente las advertencias contra el pecar que encontramos en el Nuevo Testamento.

2.- Inversión de valores: (v.20) Esta gente había llegado al punto de contradecir a Dios.

Se había perdido la santidad y la integridad. No sabían discernir entre lo bueno y lo malo, lo santo y lo profano (Lev. 10:8-10). Ni las cosas santas de Dios respetaban, aun el templo y los utensilios que allí se usaban eran mancillados por sacerdotes corruptos e idólatras.

¿Qué vemos hoy? Lo mismo. No hay integridad ni entre los impíos ni entre los cristianos.

La palabra integridad significa: Completo, que no se deja corromper, puro, que no tiene grietas o divisiones.

Lo que más vemos hoy es corrupción, engaño, mentira, hipocresía, estafa, robo, inmoralidad y cuantos males nos podamos imaginar. Los líderes de las naciones y los líderes religiosos aun para el mal son líderes.

Los cristianos no escapan de estas cosas, también los llamados evangélicos practican las mismas cosas que hace el mundo: Las disciplinas de un hombre piadoso. Pág. 132

Pero ¿qué pide Dios? Dios pide integridad. (1 Rey.9:4; Sal.15:2; Prov.19:1; Tito 2:7)

3.- Soberbia e independencia: (v.21) Estos se consideraban más sabios que el profeta enviado por Dios e iban más lejos creyendo saber más que Dios.

Esta gente confiaba en su inteligencia, eran muy doctos, muy instruidos, muy orgullosos.

Eran independientes, no creían que debían someterse a lo que Dios decía por medio de sus profetas y siervos escogidos.

¿Qué vemos hoy? La iglesia está llena de mucha gente a la que no le importa lo que Dios dice en su Santa Palabra, ya sea de manera directa o por medio del pastor, los predicadores, los maestros, etc.

Hoy vemos a muchos cristianos que quieren vivir como el chivo sin ley, no toman en cuenta para nada a aquellos que Dios ha puesto en autoridad sobre ellos.

Apelan a su supuesta libertad para vivir en pecado. No quieren que se les enseñe, amoneste, reprenda. (Gálatas 5:13)

Realmente no existe la independencia espiritual. O eres siervo de Dios o lo eres del pecado.

4.- Embriaguez e injusticia: (vs.22, 23) Esta gente era valiente, esforzada, vigorosa para emborracharse y mezclar bebidas para hacerlas más fuertes.

Eran bravos para ver quien se embriagaba más, pero dudo que fueran valientes para defender su nación.

Además, por soborno declaraban inocente al culpable y peor aún, al inocente declaraban culpable.

¿Qué vemos hoy? Lo mismo. Hoy lo que vemos es embriaguez por doquier, escándalo, colmadón, gente que no es capaz de leer un libro, de ver una noticia, de leer un periódico pero sí pasar un día completo sumido en el alcohol.

Hoy se busca un pretexto cualquiera para consumir bebidas alcohólicas, no importa cuál sea: muerte, nacimiento, huracán, terremoto, etc. Pregúnteles si estarían dispuestos a defender a su país o a un débil en apuros.

Hoy vemos como el soborno ha envuelto al país en un caos, en anarquía.

El hombre que tiene su título de propiedad, si es pobre, cualquier rico que se antoje de su propiedad paga para que le den la tierra con títulos falsos o legales obtenidos con fraude y soborno.

Hoy nadie tiene nada, cualquiera consigue lo que sea con dinero. Pregunte a los del Caso Paya, a los que están envueltos en el caso Figueroa Agosto.

Hoy se miente con descaro si se paga una buena suma de dinero para ello. Los tribunales se llenan de gente que miente por paga, que oculta la verdad porque le dieron cohecho. Muchos que deben estar presos andan sueltos por un mentiroso y muchos que debían estar libres están presos por la misma razón.

¿Escapa el cristiano de ello? No. Hay cristianos que mienten por conveniencia personal o para que un amigo no pague por sus hechos.

Cristianos dispuestos a mentir para ocultar el pecado de alguien que es su amigo, que le regala cosas, que le ha comprado su conciencia.

Hasta se abstienen de votar para aplicar una disciplina justa porque el disciplinado es su amigo, le ha ayudado mucho, le ha dado cosas (Ecl. 7:7).

Muchos líderes religiosos caen en lo mismo por estar debiendo favores y regalos. Mejor que reciban cualquier cosa por medio de un diácono y sin que el diácono le diga quién envía el regalo o hizo el favor.

CONCLUSIÓN

Dios dice en los versos 24 y 25 que castigaría a Israel y a Judá porque no era al profeta al que habían desechado, habían desechado la Palabra de Dios. Desechar la Palabra de Dios es desechar a Dios mismo.

Dios iba a hacer una gran matanza en su pueblo como consecuencia de su maldad, desafío, inversión de valores, soberbia, independencia, embriaguez e injusticia.

¿Qué hará Dios con la iglesia que cae en la misma situación? Dios también juzga y toma acción contra los cristianos pecadores, contra las iglesias que se corrompen. (1 Cor. 11:28-32; Apoc. 2:5, 14-16, 20-23; 3:1-3,9,15-19)

Hermano, hermana, analízate ante lo que dice la Palabra de Dios; que no haya en ti nada parecido a lo que habla Isaías 5:18-25: maldad, desafío, inversión de valores, soberbia, independencia, embriaguez e injusticia. Dios hoy busca gente que ande en integridad, que no se deje corromper por el mal.

José Amado Silvestre M.

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