05 octubre 2010

"¿Cómo debe vestir la Mujer Cristiana de Hoy?"

Por Yoli de Mallén

Hace un tiempo atrás leí en un libro, que toda mujer se viste y se presenta ante otros, “enseñando de la manera que quiere ser tratada”, ya sea para que la traten con respeto o con falta de respeto.  Como mujeres, somos víctimas de un bombardeo continuo y despiadado de “la moda”. Esta nos ataca a través de la T.V., el periódico, las revistas, las tiendas, los anuncios, cartelones en las calles, nuestras amigas, compañeras de trabajo, del Colegio, de la Universidad; aún en la Iglesia no escapamos de esta guerra silenciosa; pero muy efectiva.

Y si no, dime:
·    ¿Has dejado de ponerte alguna ropa porque ya no se está usando?
·    ¿Has cambiado y modernizado algunas de tus ropas (subiendo el ruedo, cortando mangas etc.)
·    ¿Consideras que no tienes “nada a la moda” en tu armario?
·    ¿Tienes que buscar algo diferente para esa próxima salida?
·    ¿Temes que se burlen de lo que estás vistiendo?
·    ¿Tus amigas se sienten incómodas, cuando salen, por la forma tan “chapada a la antigua” que tienes para vestir?
·    ¿Sabes que no te queda muy bien esa moda, pero es la que todos están usando?
·    ¿No te sientes cómoda con esa ropa tan ajustada y escotada, pero, todo lo que aparece en las tiendas es así?
·    ¿Me gustaría una falda más larga, pero ya no las están haciendo así?

Como mujeres ya tenemos suficiente con la moda de hoy y con tratar de satisfacer a  las demandas que exige “el poder  ser aceptadas” por el resto.  Pero si aparte de mujer, soy una mujer Cristiana de Verdad, esta situación con la moda se vuelve mucho más delicada.
Veamos algunos  principios que nos ayudarán a sobrellevar esta situación y salir en victoria:

1.    Somos mujeres, o sea somos del sexo femenino, por tanto, tratemos siempre de distinguirnos bien del sexo opuesto. No vestiremos por nada del mundo ropa que pueda confundirnos, con la que parezcamos hombres.   En Deuteronomio 22:5 dice:
“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace”.
Aunque este verso no aclara una ropa u otra, como por ejemplo si es falda o pantalón, se entiende que cada prenda de vestir; ya sea la falda  aún para los hombres escoceses o el  pantalón para mujeres suelen ser  muy diferentes los del sexo femenino o masculino.  Aún en el tiempo de Jesús, vemos el uso de batas o túnicas para ambos sexos, pero se podían diferenciar bien claro un sexo de otro con claridad.

Estemos atentos, pues el mundo se acerca lentamente a introducir un personaje “neutro”, ni varón, ni mujer. Me refiero a hombres maquillados, con pelo largo (bien tratado y con recortes de salón),con  uñas pintadas, con aretes, collares, pulseras, telas de flores, ropa apretada con escotes, vuelos, encajes transparentes, muy delgados y estilizados… y mujeres recortadas en extremo,  con corbatas, sacos, prendas exageradamente grandes varoniles, toscas, con espaldas anchas muy ejercitadas y musculosas, nada delicadas ni suaves.
Y si no… ya tenemos en existencia hace varios años,  la ropa “UNISEX” que pueden usarla ambos  sexos.

2.    Debemos vestir ropa que nos quede bien, aquella que nos ayude a disimular aquellas partes del cuerpo que tenemos más sobresalientes, así como denotar mejor aquellas que tenemos menos desarrolladas. No todo lo que está de moda nos queda bien a nuestra figura. Esto también se aplica si estamos delgadas o un poquito sobrepeso. ¡No todo nos queda!

3.    Debemos vestir de acuerdo a nuestra edad, no es lo mismo el ajuar de una niña, una joven, una madre, una señora, una abuela, una bisabuela.
Cada edad es hermosa y debe lucirse bien. No pasemos a vernos ridículas tratando de ponernos ropa y accesorios propios de una niña o una adolescente cuando cumplamos los 40 o 50 años. Tampoco vistamos a las niñas pequeñas con ropa de viejitas o jovencitas. Cada etapa tiene sus cositas propias de su edad. ¡Viva cada momento de su vida, le aseguro esto la hará lucir más elegante y admirada!

4.    Otra parte importante es aprender a vestirse acorde a la actividad que va a desarrollar; al lugar que visitará, al acontecimiento al que fue invitada.   No es lo mismo la ropa que se usa en casa, para hacer los quehaceres domésticos y trabajos del diario;  a la ropa  para asistir al templo un domingo, a una cena especial,  a un cumpleaños de una amiga, a una Boda  etc.
No es lo mismo si vas para el campo, como si vas para la playa.   Nuestro armario debe tener VARIEDAD para poder seleccionar combinaciones apropiadamente, esto no quiere decir CANTIDAD, como a veces lo interpretamos, sino variedad para poder satisfacer nuestra necesidad.

5.    No podemos olvidar que todo cuanto hemos podido obtener, ya sea comprado o regalado, todo es y ha sido obra  de Dios. Él es quien nos ha provisto en Su Gracia, de todas nuestras pertenencias, por tanto debemos darle una buena administración.   Con esto me refiero a saber cuidarlas, no maltratarlas, tener una buena atención para que no se dañen, rompan, manchen; considerándolas como algo de valor inmerecido, saber apreciarlas.

6.    Debemos recordar que lo más importante para Dios no es lo de afuera, nuestra apariencia externa, sino la interna; la condición de nuestro corazón. Aún Dios nos complace y nos suple todas nuestras necesidades y antojos de manera hermosa cada día.  Su mayor anhelo es que adornemos nuestro corazón con prendas como: la piedad, la bondad, la paciencia, la honradez, el gozo, la paz,  el dominio propio etc. Recordemos el verso de 1 de Pedro 3:3-4,
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el  interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y a apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

7.    Nada como poder lucir realmente radiantes, llenas de Luz y resplandecientes como verdaderas Hijas de nuestro Padre Dios. Así como vemos  dice Colosenses capítulo 3 verso 12: “Vestíos pues como escogidos de Dios”…
Aprendamos a utilizar aquellas prendas y accesorios donde nos sintamos plenamente satisfechas de representar dignamente el llamarnos “Hijas de Dios”.  Que nadie pueda poner en duda de en Quién hemos creído y Quién es nuestro Gran Amo y Señor.  Nuestro vestir no debe ser para llamar  la atención de forma inapropiada del sexo opuesto, recordando que el hombre se excita por la vista, sino más bien para llamar la atención de forma apropiada para dar Gloria a Nuestro Dios.
Y Ya para concluir…

8.    Cuando te vayas a cambiar, pídele al Señor en Oración que  te ayude a elegir lo que debes usar, para representarle correctamente. Y Ya cambiada, frente al espejo, permítele al Señor te muestre lo que El ve y que puedas cambiar, sustituir, o eliminar  aquello que no corresponde o empaña la Imagen y semejanza a nuestro Dios. Que recordemos que lo que estemos dudosas en usarlo… mejor no lo usamos, no seamos tropiezo  para nadie.

Este cuestionario nos puede dar una ayudita para realizarlo antes de salir:
·    ¿Voy vestida acorde a la ocasión?
·    ¿Voy vestida acorde a mi edad?
·    ¿Voy vestida acorde a mi figura?
·    ¿Puedo representar dignamente a una Hija de Dios?
·    ¿De la forma que voy vestida, puedo testificar tranquila y  libremente de Cristo como mi Salvador?
·    ¿Me vestí para darle la Gloria a Dios o para atraer la mirada del sexo opuesto?
·    ¿Alguna parte de mi atuendo (escote, corto de falda, transparencias, abiertos) pudieran ser de tropiezo a quienes me miran?
·    ¿No usaría esto, si estuviera con mis hermanas de la Iglesia?
·    ¿No me atrevería vestirme así, para asistir al Templo?
·    ¿Cuáles cosas me puedo quitar, para no verme tan cargada?

¿Qué nos vemos diferentes? Esa es la Idea.  ¡Seamos la Diferencia!

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