10 mayo 2012

¡Ten cuidado!

Texto: 1Timoteo 4:16

Tema: El cuidado espiritual

Título: ¡Ten cuidado!

I.- INTRODUCCIÓN

Casi toda persona que profesa creer en Jesús, al inicio de su vida como cristiano muestra un deseo por tener su Biblia y memorizarla, asistir a la mayor cantidad de cultos posibles, anhela decirle a otros sobre la vida espiritual, quiere orar y en fin tener una vida práctica de piedad y temor a Dios.

Con el paso del tiempo esta actitud se va perdiendo en la mayoría y da paso a la apatía, el desinterés, el retornar a viejas prácticas pecaminosas y muchos jamás vuelven a dar muestras de que en ellos hay vida. Es por ello que en esta ocasión quiero compartir parte de una exhortación que Pablo, ya viejo, le dirige a un joven ministro de Dios y compañero de milicia que había dejado pastoreando y cuidando una iglesia.

II.- DESARROLLO

1.- Un llamado correcto: Ten cuidado… Esta expresión es un llamado de advertencia, llama la atención del joven ministro y lo debe hacer contigo y conmigo también. Hay peligros al acecho de todo cristiano y por lo tanto no debe estar descuidado. Hay cosas en las que el cristiano debe poner su mente y sostenerla en eso, no dejar que le distraigan, porque Satanás y su ejército de demonios cada día inventan cosas con las cuales busca que el cristiano se entretenga, para que no ponga su mente hacia las cosas en que verdaderamente debe estar, para que no le preste atención a aquello hacia lo cual Dios espera que sí la ponga.

El Diablo está usando todo su potencial para que los evangélicos se enfoquen en cosas secundarias, pleitos personales, en placeres carnales, en imitar al mundo y amarlo. ¡Pero ten cuidado!

2.- El enfoque correcto: En este pasaje se exhortó a Timoteo a enfocarse, prestar atención a, poner su mente en y sostenerla en dos aspectos de importancia y principalía para todo verdadero hijo de Dios:

  1. De ti mismo: El apóstol Pablo le estaba diciendo al joven cristiano Timoteo que prestara atención a su propia vida espiritual, que enfocara su mente en ella. Todo cristiano debe tener cuidado de su relación íntima con Dios, de velar por tener una vida enfocada hacia la piedad, hacia el temor reverente a Dios (1Tim. 4:7).

Todo verdadero cristiano debe ser diligente en mirar por el estado de su propia alma antes de hacerlo por la de otro. Debemos poner nuestra mente hacia nuestra propia conducta espiritual, hacia nuestras actitudes y motivaciones. Hay la tendencia a mirar mucho como andan otros en su vida cristiana y compararnos ventajosamente con ellos, pero a todos Dios nos dice que hay cosas de las cuales despojarnos, quitarnos de encima (Ef. 4:22; Heb. 12:1).

Hay que dejar la apatía, el desinterés y la falta de motivación que abate a una gran cantidad de personas que se dicen haber nacido de nuevo (Rom. 12:11; Heb. 12:12).

  1. De la doctrina: Pablo también le decía a Timoteo que pusiera atención a lo que creía y enseñaba. Un genuino cristiano cuida, pone atención y vela por todo lo que es sana doctrina. Doctrina es instrucción o enseñanza y los cristianos deben procurar instruirse en la Palabra de Dios correctamente interpretada y aplicada, deben anhelar conocer bien la Biblia. El hijo de Dios debe acercarse a la Biblia sin ideas preconcebidas, sin prejuicios, y ver lo que Dios realmente dice en ella y no lo que cada uno piensa que dice o le parece que dice. El cristiano debe prestar atención a lo que se le enseña para conocer más a Dios, ver a Cristo en ella y como un espejo ver la imagen que de sí mismo ella le devuelve (Sal. 19:8; 2Ped. 1:19; Jn. 5:39; 2Tim. 1:13).

Pero también todo siervo de Dios, todo cristiano y todo evangélico debe cuidar de lo que se enseña y predica, que esté de acuerdo con las sanas palabras del Señor (1Tim. 1:3; 6:3-5). Todo siervo de Dios debe también él mismo enseñar a otros, ahí radica el crecimiento espiritual de toda iglesia: la predicación y enseñanza permanente de la sana doctrina (2 Tim. 4:1,2; Jd.3). Hoy se hace necesario que velemos por lo que se enseña y no pensar que es poca cosa el hacernos de la vista gorda y permitir sin inmutarnos e impávidos que se use la Biblia para mentir, engañar, desviar de la verdad y llevar a muchos al pecado y a la perdición eterna pensando falsamente que son cristianos sin serlo. Cuidar la letra de los himnos, lo que cantamos; cuidar lo que oyen nuestros hijos, qué entra a la casa por la radio o la televisión, lo que encontramos en internet, los libros y revistas que leemos, etc.

3.- La actitud correcta: persiste en ello… Todo cristiano, no solo Timoteo, debe ser muy insistente con el cuidado de sí mismo y de la doctrina. Debe ser perseverante con las fuerzas, el poder y la sabiduría que Dios da. No podemos desmayar, lo que está en juego es demasiado grande para cansarnos y abandonar, es la tu vida y la de otros (Jos. 1:9; Is. 40:31; 41:10; 2 Tim. 3:14). De manera continua debes estar vigilando tus actitudes, tu relación y trato con Dios, tu instrucción en la Palabra de Dios, lo que se te enseña y lo que enseñas.

4.- Los resultados correctos: te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. La idea aquí no es salvación como la que Dios nos da al creer en Cristo y entregarnos a Él al momento de la conversión porque Timoteo era ya cristiano, la idea en este versículo es librar, proteger, guardar, preservar y sanar.

La manera que tienen los hijos de Dios para librarse y librar a otros de las ataduras espirituales de la carne es teniendo cuidado de sí mismos y de la meditación en la Palabra de Dios.

Sólo cuidándonos e insistiendo en el estudio diario de la Biblia podremos protegernos y proteger a otros. Para guardarnos de las acechanzas y maquinaciones de Satanás, el mundo y la naturaleza pecaminosa debemos primero cuidar de nosotros mismos y segundo tener cuidado de lo que permitimos que entre en nuestras mentes con disfraz de cristiano y en las mentes de los hermanos.

Para sanarnos y mantenernos sanos espiritualmente debemos estar atentos a nosotros mismos, poner nuestra mente en nuestra vida espiritual, ver lo que debemos quitar de ella y lo que debemos poner cada día. Nadie puede ministrar y ser de bendición a otros si su propia vida está descuidada, si no crece y es un neófito. Es un peligro para sí mismo y para la iglesia.

III.- CONCLUSIÓN

-Recapitular lo dicho hasta ahora. Leer todos juntos el texto base del sermón.

IV.- APLICACIÓN

- ¿Estás velando y teniendo cuidado de tu propia vida espiritual?

- ¿Estás creciendo espiritualmente o te has estancado en el tiempo?

- ¿Te atreves a contender ardientemente por la sana doctrina?

- ¿Tienes hoy más intimidad con Dios o no tienes mucho tiempo para dedicarle?

- ¿Meditas cada día en lo que Dios dice en su Palabra para aplicarlo a tu vida?

- ¿Prestas atención a la enseñanza cuando estás en el culto para aprender o te duermes o conversas con el de al lado?

José Amado Silvestre Marte

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