03 febrero 2015

Dios ama para salvación

Texto: Juan 3:16-20

Tema: El amor de Dios en la salvación

 

I.- INTRODUCCIÓN

         La gente habla mucho del amor, algunos escritores se han hecho ricos con el tema del amor, los poetas le han cantado y escrito al amor, los cristianos hablan del amor, todos alguna vez han hablado del amor. Pero cuando se habla del amor de Dios ¿entiende el común de la gente lo que está hablando?

         Algunos piensan que el amor de Dios existe para disculpar el pecado, que el cristiano por causa del amor debe ver y dejar hacer todo lo que el otro quiera, que veamos el mal pero callemos por causa del amor.

         Veamos lo que la conocidísima porción que estudiaremos dice en cuanto al amor de Dios y el tema de la salvación.

 

II.- DESARROLLO

1.- Versículo 16: La expresión porque nos indica que este versículo es como una respuesta de la porción anterior del capítulo.

         La demostración del modo y manera en que Dios demostró su amor al cosmos, a su creación en sentido general, fue dar a su Hijo unigénito (único representante del ser y carácter de aquél que le envió, no «vino a ser», sino que necesaria y eternamente «es» el Hijo. Él, una persona, posee todos los atributos de la misma Deidad, tiene la misma esencia del Padre pero diferentes funciones). Note que dice amó, desde antes de enviar a Cristo.

         Entonces se repite lo dicho en el versículo 15, la razón por la cual Dios envió al Hijo: para que todo el que tiene fe, el que confía y se encomienda a Él no perezca o destruya espiritualmente, por el contrario posea, conserve y retenga vida perpetua o por los siglos.

 

2.- Versículo 17: En su primera venida Cristo no vino como juez. Dice que el Padre no le envió para condenar, juzgar o pleitear contra el mundo. Por el contrario, lo envió para que el mundo sea salvo por medio de Cristo, para sanar y mostrar su misericordia utilizando a Cristo como canal por el que se debe pasar para conseguir tales beneficios.

         La función de juez de Cristo se llevará a cabo en el futuro, cuando el Señor, juez justo, sí va a juzgar al que no creyó en Él.

        

3.- Versículo 18a: El hombre o la mujer que confía en Cristo, que reconoce que es el único medio para salvarse para con Dios ya no es juzgado, no es castigado y condenado, está libre y a salvo.

         Sin embargo, el hombre o la mujer que no confía en Cristo, que no le da el crédito que se merece, que no se refugia en Él ya ha sido condenado. Lo que pende sobre la cabeza de todo ser humano sin Cristo es juicio y castigo.

 

4.- Versículos 18b-20: Estos dos versículos nos dicen las razones por las cuales el ser humano es condenado:

a) No cree en el nombre de Cristo: todo lo que un nombre implica, de autoridad, carácter, rango, majestad, poder, excelencia, etc., de todo lo que el nombre cubre.

b) Ama más las tinieblas que la luz: La luz es lo que manifiesta todo, y como las obras y accionar del ser humano son dañinas, degeneradas, calamitosas, enfermas y como el ser humano es moralmente culpable, delincuente, vicioso, perverso, criminal, malvado y obra malas cosas, por ello amó más la oscuridad y las tinieblas.

         El ser humano aborrece el ser descubierto, la humanidad se ha deificado durante siglos y busca filósofos y supuestos hombres de ciencias y letras que perpetúen ese pensamiento.

Al ser humano no le agrada nada que lo baje del pedestal en que se ha entronizado durante siglos, detesta, odia y no le gusta nada que lo refute, que lo amoneste y convenza de su pecado (v.20). Eso hace Dios en su amor, le dice al ser humano cuál es su real condición, su podredumbre y hediondez y lo incapaz que es para librarse de ello por sus propios medios e inventos.

 

III.- CONCLUSIÓN

Cristo es la luz del mundo (Juan 8:12) y le muestra al hombre su real condición ante Dios, por eso el mundo aborrece a Cristo y trata de desacreditarlo.

El cristiano también es aborrecido por el mundo porque es luz e hijo de la luz. La Biblia dice: Mat. 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.   1Ts. 5:5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

         El mundo aborrece la luz pero ama las tinieblas, en la física puede haber penumbra, pero en el mundo espiritual esas dos condiciones son irreconciliables.

 

IV.- APLICACIÓN

         Llamado a creer en el amor de Dios para salvación y a venir a Cristo, creer en la autoridad de su nombre y en su oficio como el salvador y el dador de la vida eterna.

 

 

Predicador: José Amado Silvestre Marte

Fecha: 25 de enero de 2015

Lugar: Templo central, Hato Mayor del Rey

             Culto Nocturno

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