21 agosto 2019

Entendiendo el reino de Dios

Texto: Mateo 20:1-16; 20-28
Tema: Entendiendo el reino de Dios


I.- INTRODUCCIÓN
            Aquí tenemos una parábola y una historia. Siempre debemos recordar que las parábolas son ilustraciones, ventanas para enseñar una verdad y que tienen una sola interpretación, no debemos basar en ellas doctrinas fundamentales, pueden tener más de una aplicación y debemos ser cuidadosos al predicar de ellas, no ser ligeros.

II.- DESARROLLO
            Lo primero que encontramos en esta porción es la parábola del Dueño de la viña y los obreros. Vamos a entrar en ella:

v. 1.- Entra en escena el primer personaje, un cabeza de familia, un padre propietario de una viña. Noten que él sale a contratar obreros para su viña, ellos no van a donde él. En tiempos bíblicos, durante la época de la cosecha los dueños de tierras cultivadas solían contratar mano de obra extra para poder recoger los frutos a su tiempo. Se contrataban por día y se les pagaba al final del día. Los hombres que buscaban este tipo de trabajo diario se reunían en las plazas de los pueblos, y allí iban a buscarlos los granjeros. Los obreros que esperan ser contratados eran campesinos que habían perdido sus tierras debido a sus deudas y que dependían totalmente de este tipo de trabajo diario para poder alimentar a sus familias. Eso sucede en muchos países todavía, personas se reúnen en una esquina y van hasta allí otras a buscar obreros, los contratan y se los llevan y luego los regresan a la ciudad.

Vs. 2-7: Contratando los obreros. Ya aquí entran en escena los otros actores, los obreros.
            V. 2.- Note que los primeros no se dice a qué hora los contrataron. El acuerdo o convenio fue un denario que era el salario de un día de trabajo.
            V. 3,4.- La hora tercera es la 9:00 de la mañana. Estos hombres estaban ociosos, inútiles. A estos no se les dice cuánto se les dará, dice lo que sea justo, correcto, equitativo.
            V. 5.- La hora sexta es la 12:00 del mediodía y la hora novena las 3:00 de la tarde. Aquí no se dice qué hablaron ni cuánto se les pagaría.
            Vs. 6,7.- La hora undécima es la 5:00 de la tarde. Estos habían estado todo el día sin trabajar, ociosos, inútiles. Pero ellos dicen que nadie los fue a contratar, no fueron a buscarlos. El dueño de la viña los contrata casi al acabar el día y les dice que les pagará lo que sea justo, no se dice cuánto.
            V. 8.- Llega la hora del pago, el amo y dueño llama a su administrador para que le pague a los obreros (Lev. 19:13; Deut. 24:14,15), pero es bueno notar que lo hace en orden inverso, no inició por los primeros que debían estar bien cansados. Pienso que fue a propósito para crear expectativas en los demás. Tampoco se dice cuántos obreros eran.
            V. 9.- Los que trabajaron  la última hora recibieron un denario, el pago por un día completo de trabajo. Me imagino el asombro de todos al ver tal cosa y la alegría de estos obreros. El dueño de la viña les dijo que les daría lo que fuera justo, Él como dueño consideró que eso era lo justo. Si les pagaba sólo por la hora trabajada sus familias no comerían lo necesario, no suplirían sus necesidades.
V. 10.- Los primeros obreros en ser contratados pensaron que iban a recibir más de un denario, porque habían trabajado todo el día. Pero se les dio también un denario. Eso fue lo acordado con ellos y lo que ellos aceptaron, fueron los únicos con los que se hizo un acuerdo o convenio.
            Vs. 11,12.- Estos obreros inician a murmurar, rezongar y gruñir contra el cabeza de familia, contra el dueño de la viña, porque consideraban que había sido injusto. Esa es la lógica humana, hacer un acuerdo y luego quejarse cuando se cumple. Se actúa por circunstancias, emociones, sentimientos y viendo las cosas desde la óptica equivocada. Un denario era el pago legal de un día de trabajo, eso acordaron y eso recibieron.
           

Vs. 13-15.- El dueño de la viña contesta a uno de ellos y hasta le dice amigo, compañero. El dueño de la viña le dice que no ha sido injusto con él, que no lo ha agraviado, que no lo ha maltratado. Simplemente ha cumplido el acuerdo que hicieron y lo pone a que él mismo medite en ello.
            El señor de la viña le dice que recoja lo que es suyo y que se retire. Que él voluntaria y gustosamente va a darle al último igual que al primero. La  retribución no está basada en su mérito personal sino en la generosidad del propietario, quien tiene la libertad de darle a cada uno lo que él cree se merecen.
            El dueño le pregunta si no le es permitido y legal hacer lo que desee con lo de él, con su dinero. Y aún lo lleva más profundo: si se sentía envidioso porque el señor era bueno. En el original la pregunta inicia ¿Es tu ojo malo…?
            Al final el dueño de la viña dice que hay primeros que serán postreros y postreros que serán primeros. Muchos que iniciaron serán los últimos y muchos que llegaron de último serán tomados en cuenta primero.
            La otra afirmación es que no todos los que son llamados al final son escogidos. Muchos contratados cuando llegan al campo de trabajo se nota que no podrán con la tarea y son devueltos. El ser llamada no garantiza a la persona que será escogida.

            Todo esto tiene una aplicación:
            Esta parábola ilustra la Gracia y Soberanía de Dios, pues Él llama a su viña a quien quiere, en el tiempo que quiere y como quiere, y está disponible hoy en este tiempo.
La Escritura dice “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? (Romanos 8:34-35)”, también dice “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová (Isaías 55:8)", “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9)”.
Vemos como Dios llama a los desocupados, este término se refiere a cuando estamos en el mundo, viviendo solo para nosotros mismos, ocupados y afanados en los placeres, distracciones y entretenimientos de esta vida.
Vemos en la historia de la parábola que unos obreros son llamados bien temprano, otros a las nueve de la mañana, otros al medio día, otros a las tres de la tarde, y por último unos a las cinco de la tarde, faltando una hora para terminar el día, esto se refiere a los diferentes tiempos a que son llamadas las personas para servirle al Señor.
Las primeras contentas y entusiasmadas, porque estaban contratadas por un denario que iba a ser pagado al final de la jornada. Ellos estaban pendientes de la paga, más no pensaban en trabajar contentos y con entusiasmo para que el dueño de la viña les dijera después que pueden seguir trabajando conmigo.
En muchos casos podemos comportarnos como cristianos que tienen el ojo lleno de envidia, ya que cuando Dios nos llama a su servicio, unos son llamamos a predicar el evangelio en el ministerio pastoral de tiempo completo, otros en su trabajo secular, otros a las misiones en otros países, otros plantando iglesias, otros enseñando la palabra, otros ayudando económicamente para el ministerio y los necesitados, es decir, cada uno tiene un rol en esta tierra.
Todos servimos al mismo Señor Jesucristo, pero en este proceso algunas personas pueden ser instrumentos de Dios más rápido que otras, conforme al propósito al que fue llamado cada uno por Dios, y es ahí donde  debemos pensar que todos le trabajamos al mismo Señor, no por una buena paga, o porque si trabajamos más tendremos un lugar de honor en el reino.
Esta es una buena enseñanza y enorme del evangelio, Dios nos salva por su gracia, pues estábamos desocupados en el mundo, sumergidos en nuestros delitos y pecados y nos llama a trabajar en su viña con el entusiasmo y la alegría para con el Señor, pues el Señor de la viña fue muy bondadoso en darles trabajo y pagarle acorde como Él quería.
Es importante recalcar que a medida que pasa el tiempo podemos llegar a pensar que llevamos muchos años siendo cristianos y nos merecemos mucho más que los recién convertidos que no saben mucho de doctrina y no le han dedicado tiempo en la iglesia.
No dejes que tu ojo sea malo, porque si no todo tu cuerpo es malo, en la Escritura dice “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Mateo 6:23-24)”. Por esa razón, es que al final de la parábola dice “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”.


Predicador: José Amado Silvestre Marte

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