Texto: Romanos
8:1-11
Tema: El cuidado
que debe tener el cristiano de sí mismo
I.-
INTRODUCCIÓN
Hay una tendencia natural a
descuidarse de aquello a lo que ya estás acostumbrado y que puedes ejecutar
como una rutina. La vida cristiana no escapa a ello, muchos la viven o dicen
vivirla de una manera rutinaria, descuidada y pensando que un andar conforme al
corazón de Dios es algo automático o que cumpliendo algunos ritos ya tienen
contento a Dios.
Pero Dios no opina lo mismo, la vida
cristiana desde el punto de vista de Dios no es tan simple como algunos la ven
ni tan difícil como otros la pintan. Dios tiene algo que decir y lo dice por
medio de su Palabra, por medio de la Biblia. Muchos evalúan su vida cristiana
según lo que les dicen sus padres, personas en autoridad en sus vidas, personas
que piensan que saben mucho o que son buenos cristianos.
No está mal buscar consejo, pero el
consejo que prevalece es el de Dios revelado en la Biblia. Ese libro con el que
viniste al culto y que dice en la tapa Sagradas Escrituras, Santa Biblia o Holy
Bible no es algo decorativo, no es un accesorio de adorno en la ropa o que se
usa porque está de moda. En ese libro está mostrada la voluntad de Dios para sus
hijos y debes comparar tu vida con lo que ese libro dice.
En la porción que nos toca estudiar
encontramos cuatro bloques de enseñanza a los cuales debemos prestar atención.
II.-
DESARROLLO
1.- Ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús:
(v. 1) La afirmación tan rotunda
“Ahora, pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” es un
término legal que equivale a decir que no hay ningún gravamen, ninguna hipoteca
del pasado que pueda ensombrecer la realidad de esta liberación plena.
Existe
seguridad de salvación para los que están en Cristo Jesús, para los que
descansan en la obra de Cristo Jesús. No dice para el religioso, el que se mete
en una iglesia, es un asunto de unión y relación con Cristo.
Note
que una característica de alguien que confía en la obra de Cristo es que su
estilo de vida no está de acuerdo con la naturaleza humana, no se conduce como
el resto de los seres humanos, al contrario, su diario vivir y andar es uno de
acuerdo y guiado por el Espíritu Santo. No dice que no peca, pero sí que camina
en consonancia con el Espíritu.
2.- La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte:
(vs. 2-4) En el universo espiritual hay
una ley que evidencia que toda persona que ha nacido en la raza de Adán tiene,
por naturaleza, la inclinación al pecado. Debido a que el pecado trajo como
consecuencia la muerte, esta ley o principio es denominado “la ley del pecado y
de la muerte”, se necesita un principio o ley superior a esta
para vencer sus efectos y consecuencias.
La
obra del Espíritu Santo nos libra del gobierno del pecado y de la muerte, no
estamos bajo su control y chantaje.
Para la ley era imposible salvar,
porque no puede nada contra los apetitos y deseos de la carne, de la naturaleza
pecaminosa humana. La carne, es decir la
naturaleza pecaminosa, no podía por su debilidad natural, cumplir la ley. O sea
que la ley no pudo generar un principio que venciera la ley del pecado y de la
muerte. Dios
envió a su Hijo en forma humana para condenar en Él nuestros pecados, Cristo
cargó nuestros pecados en su cuerpo de carne, los llevó todos y en Él todos
fueron juzgados y castigados.
Ahora,
la justicia exigida por la ley ya se ha cumplido en los que son identificados
por no andar en la carne, conforme a los deseos de la carne, sino conforme al
Espíritu, guiados y controlados por el Espíritu Santo.
3.- Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu
es vida y paz:
(vs. 5-8) En esta porción vemos quienes son los que andan conforme a la carne y
quienes los que andan conforme al Espíritu: los de la carne, no salvados,
ocupan su mente en asuntos netamente humanos; los que son guiados por el
Espíritu ocupan su mente en pensar en las cosas propias del Espíritu. Según a quién obedezcamos, así será nuestra forma de
vida. Podemos estar ocupados en “las cosas de la carne” o en “las cosas del
Espíritu”. (Col. 3:2 “las cosas de arriba”).
El
que ocupa su mente en la carne es incrédulo y su fin es la muerte, sin embargo,
los que ponen su mente a trabajar en los asuntos del Espíritu Santo tienen como
resultado vida y paz para con Dios. Aquí no está hablando de dos tipos de
cristianos, está hablando de dos tipos de personas: El que tiene vida y paz
para con Dios y el otro cuyos propósitos son contrarios a Dios, rebeldes a su
ley y que su estilo de vida no agrada a Dios.
No
puede haber alguien que se llame cristiano y tenga como propósito y plan de
vida cosas que lo enemisten con Dios, es una contradicción.
4.- Vosotros
no vivís según la
carne, sino según el Espíritu: (vs. 9-11) Contrario
al anterior, cuya mente está ocupada en planes rebeldes y opuestos a Dios, el
que tiene el Espíritu Santo morando en él no vive según la naturaleza
pecaminosa caída. Puede cometer algún pecado, pero su estilo de vida, su andar
es conforme a lo que manda el Espíritu, una vida de obediencia.
Todo el que vive siguiendo los
designios, propósitos, placeres y planes de la naturaleza pecaminosa,
complaciendo sus instintos naturales caídos, no tiene el Espíritu de Cristo y
por lo tanto no es de Él, aunque todos le digan que sí.
Hay
una realidad que no podemos negar porque sería peligroso y podría llegar a ser
una herejía o apostasía. Aunque Cristo esté morando en el cristiano, el cuerpo
procura en gran medida satisfacerse y tener placeres pecaminosos, pero porque
Dios nos ha declarado justos en Cristo, nuestro espíritu ha sido vivificado.
El
cristiano no está obligado a pecar, puede escoger no pecar y no seguir los
deseos y placeres que le gustan al cuerpo. El cuerpo del cristiano puede ser un
vehículo e instrumento para la gloria de Dios porque el Espíritu Santo puede
obrar por medio del cuerpo, usarlo como sirviente. Pero la naturaleza
pecaminosa también lo puede usar.
Ahora
bien, todo lo anterior no implica que el cristiano debe vivir de manera
descuidada, hay dos versículos que Dios usa para decirnos lo contrario:
2 Corintios 13:5 - La vida santa y la enseñanza sana deben ir juntas,
si Timoteo o cualquier representante apostólico, ministro o anciano, cualquier
cristiano va a ser de bendición.
Debes examinarte, probarte, escudriñarte
y ver si estás en la fe, si de verdad crees en Cristo, si tus convicciones y
creencias son las correctas. Usando dos verbos imperativos,
«examinaos» y «probaos», el apóstol ordena enfáticamente a sus lectores que
asuman la importante tarea de la introspección. (Tito 1:13) Los corintios
cuestionaban si Cristo hablaba por medio de Pablo, pero él les dice que
examinen sus propios corazones para verificar si Cristo vive en ellos. Desean
descubrir si las credenciales de Pablo son genuinas. Pero Pablo iguala el reto
de ellos, exigiéndoles que demuestren si sus propias vidas son fidedignas.
Quiere que los lectores purifiquen sus propias casas espirituales antes de que
él llegue a Corinto, para que de esta forma tanto ellos como él puedan gozar
una relación edificante y llena de paz.
Ese examinarte no debe ser
basándote en tus emociones, sentimientos, opiniones humanas o filosofías
humanistas; el contenido de nuestra fe se encuentra en la Biblia. A ella debes
acudir para escudriñar tu corazón.
Hay muchos reprobados, rechazados
e indignos de llamarse cristianos, porque Jesucristo no está en ellos en
verdad. Han hecho profesión de fe por las causas equivocadas y creyendo algo
erróneo. Su mente, y por consecuencia su vida diaria, está marcada por ocuparse
en la carne, por pensar en las cosas de la carne y vivir para la carne.
1 Timoteo 4:16 - También debes prestar
atención, observar y cuidar tu propia vida espiritual y la doctrina o enseñanza
en la que está basada.
Debes ser insistente y
perseverante en tal accionar, no es jugando que estamos, la vida cristiana no
es un chiste. El cuidar tu propia vida espiritual y la doctrina, te hace un
gran bien, serás protegido, sanado y librado del mal. También aquellos a
quienes sirvas y los que ven tu estilo de vida y escuchan lo que enseñas
recibirán los beneficios espirituales que Dios quiere ver en ellos:
preservación del mal y salvación.
Pero un gran bien para ti al
examinarte espiritualmente, es que si no eres cristiano Dios te hablará, te lo
hará saber y podrás arrepentirte y convertirte y así tu alma será salvada de
verdad, no sólo será apariencia de estar salvada.
III.- CONCLUSIÓN
La
Palabra de Dios, la Santa Biblia, dice que debes examinarte a ver si estás en
la fe, que debes escudriñar tu corazón y vida a ver si eres de aquellos que
están en Cristo.
Pero
también la Santa Biblia dice que debes tener cuidado de ti mismo, vigilar tu
propia vida espiritual y la doctrina, perseverar e insistir en ello si quieres
dar fruto y ser usado en el servicio a otros y serles de bendición.
Es
importante que a la luz de la Palabra de Dios examines cuáles cosas ocupan tu
mente, qué entretiene tus pensamientos. Debes escudriñar si tu tiempo está
dedicado y ocupado en las cosas de la carne o te ocupas en las cosas del
Espíritu Santo.
Si
vives para complacer los deseos de la carne, de la naturaleza pecaminosa, si
vives para el placer mundano y no tienes una vida de temor a Dios, dedicada a
la piedad, entonces eres incrédulo, aunque asistas a los mismos cultos y
participes de los mismos campamentos y conferencias que los demás.
Si te
desagrada o aburre ocuparte en la oración, en el estudio de la Palabra de Dios,
si el asistir a los cultos es más un compromiso pesado, algo cultural o para
que tu conciencia se tranquilice entonces no estás en la fe. Recuerda, el
ocuparse de la carne es muerte.
Hermanos,
cuando alguien venga a nosotros con dudas, lo que debemos hacer es predicarle
el evangelio, mostrarle lo que la Biblia dice, aunque pensemos que tal persona
es cristiana. No le digas que es cristiano, predícale el evangelio y deja que
el Espíritu Santo le hable con la Palabra de Dios.
¡EXAMÍNATE, PRUÉBATE Y TEN CUIDADO DE TI!
Predicador: José Amado
Silvestre Marte